viernes, 4 de noviembre de 2011

SER Y NO PARECER








Jesús continúa su polémica con los escribas y fariseos, ahora, para desenmascararlos derechamente sobre su comportamiento ambiguo e incoherente.

El Señor parte por reconocerle a este grupo religioso su puesto en el sentido de sentarse en la cátedra de Moisés para enseñar al pueblo, sin embargo, les hace una dura crítica a estos dirigentes de Israel porque ellos adulteran, distorsionan y se sirven de la religión para intereses despreciables. Manipulan a los demás, viven de apariencias engañosas que no corresponden a la realidad, no viven lo que enseñan (dicotomía entre la teoría y la praxis), utilizan la religión para amedrentar, en beneficio propio y en desmedro de la gente, se ponen por encima del pueblo pues se creen mejores, se adjudican títulos que sólo le pertenecen al Señor. En suma, no son lo que dicen que son. Incoherencia, inconsecuencia, doblez de vida, mucho de eso y más todavía.

Esta crítica de Jesús es también la crítica que nos hace a todos nosotros los cristianos, especialmente a quienes detentamos de alguna forma un ministerio en el seno de la Comunidad y de todo el Pueblo de Dios (obispos, presbíteros, diáconos, religiosos y laicos con roles específicos). Pero creo que es también proyectable esta crítica a todos quienes de alguna u otra forma detentan algún poder en el seno de la misma sociedad y de nuestros pueblos. Es la crítica que puede surgir del Maestro cuando definitivamente no hay un trasfondo de verdad y sinceridad en lo que hacemos, sino, más bien, un afán acomodaticio y egoísta que sólo busca su bien personal a costa del sacrificio de los demás.

Mirando un poco más el texto, vamos sacando algunas luces para meditar:

“No hacen lo que dicen”: Nuestro mayor pecado es la INCOHERENCIA de vida. Solemos tener poder, pero, no, autoridad, por cuanto no vivimos lo que decimos. Nuestra conducta o forma de ser nos desacredita. Muchas cosas cambiarían en nuestras Comunidades Cristianas, si asumiéramos de lleno las actitudes evangélicas que el mismo Jesús predicó e hizo suyas, por ejemplo, el servicio, la desclericalización, la transparencia económica, el afecto a los hermanos, etc.

“Atan cargas pesadas y difíciles …” Muchas veces somos duros y exigentes con los demás, pero con nosotros somos blandos, comprensivos y hasta laxos en muchas ocasiones. La parte más ancha para nosotros y la parte más angosta para los demás. Podemos poner pesadas cargas a la gente, pero sin embargo impedirles el acceso a Jesús.

“Todo lo hacen para que los vean …” Ay de aquel que sólo le mueva en la vida la búsqueda del prestigio y de quedar bien parado antes los demás, independientemente si eso corresponde a la realidad. Disfrazar la vida, maquillarla con algo que no corresponde. Las apariencias que al final no son nada.

“Les gusta ocupar los primeros puestos …” A veces buscamos ser tratados de manera especial en el seno de la Comunidad como que si fuéramos superiores, o más importantes, o más sabios. NO buscamos ser tratados como un hermano más, nos puede gustar de manera casi endémica buscar posiciones de privilegios. Y, esto, desgraciadamente no es tan raro encontrarlo en clérigos, religiosos, obispos o laicos. El puesto del creyente es el último y ahí será el primero.

“No se hagan llamar maestro …no tienen más que un MAESTRO …” Sería algo realmente profético y muy decidor que nos pudiéramos desprender de todos aquellos títulos que NO corresponden a nuestra dignidad de cristianos, títulos que vienen solamente a eclipsar al verdadero Maestro y Guía (Doctor) que es Jesús. Dejar de llamarnos: excelentísimo, reverendísimo, muy reverendo padre, eliminar prerrogativas o privilegios, honores, dignidades, muchas de estas cosas o todas, sencillamente, habría que eliminar para andar más cerca del espíritu de la enseñanza de Jesús.

“A nadie en el mundo llamen padre …” Para Jesús su experiencia de la paternidad de Dios Padre es tan profunda, grande, única, entrañable que para él no cabe otra posibilidad que usar el término PADRE sea solamente usado en relación al Padre Celestial y por nadie más en la Comunidad.

Pues bien, a partir de estas enseñanzas de Jesús, saquemos nosotros nuestras propias conclusiones en orden a estructurar un estilo de vida donde el SER sea más importante que el PARECER.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Jesús lo dijo tan claramente, pero nosotros somos tan porfiados que seguimos siendo igual a los fariseos. Nada que agregar Fray Mario, ud. lo dice todo, ud. nos refresca la memoria cada vez que hace una reflexión. Muchas gracias, un abrazo