Déjate impregnar por esa mirada llena de amor y ternura
que Jesús te dirige en este momento.
Sí, a ti, a ti que eres frágil, dubitativo y pequeño(a),
HOY y cada día, te dirige esa mirada de cariño
y llena de predilección.
Y nuevamente te vuelve a decir:
¡VEN Y SIGUEME!
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