lunes, 28 de julio de 2008

DONDE ESTA TU TESORO, ESTA TU CORAZON


"El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido
en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a
esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee
y compra el campo"
(Mt. 13,44)


EL TESORO ESCONDIDO


Hace un tiempo atrás, se oía decir por la televisión (si es que no me falla la memoria), que en la isla Juan Fernández se escondía un gran tesoro que tenía un valor incalculable. No sabemos si esto es un mito, una historia construida en el tiempo, o una realidad que todavía no ha sido descubierta en su totalidad. Como quiera que fuese, lo cierto es que esto atraía la curiosidad de muchos e incluso el despliegue de una diversidad de personas que pretendían buscar y encontrar dicho tesoro. Y parecía que la ganancia era bastante jugosa: una buena parte de ese botín sería para quien lo encontrase.

¡A todos nos gusta muchísimo pensar siquiera en encontrar un gran tesoro! ¡Una perla preciosa, de gran valor, que nos asegure el futuro para siempre! Es cierto, ¡nos gusta mucho soñar!.

Pero bien. ¡Soñar no cuesta nada! Más aún cuando estos sueños son de corto aliento.

Al mirar el evangelio, nos damos cuenta que el mismo Jesús, se compara con un tesoro de gran valor. Con una perla preciosa, para el cual bien vale la pena “dejar todo” y, con mucha alegría, adquirir este don preciado.

La pregunta es obvia: ¿He encontrado este tesoro? ¿Sé discernir en dónde puedo encontrar esta perla preciosa? De un buen discernimiento, depende una buena decisión. Por eso el joven Salomón en el inicio de su reinado, ante la oferta de Dios que le dice: “Pídeme lo que quieras” no le pide una larga vida, ni riqueza, ni la vida de sus enemigos, sino tener un corazón comprensivo para juzgar al pueblo y saber discernir entre el bien y el mal, ante lo cual Dios le concederá un corazón sabio y prudente (cf. 1R 3,5 ss).

Esto es precisamente lo que debemos pedir cada día: “Señor, dame un corazón sabio y prudente”. Un corazón sabio no es el de aquel que se hace razonable según la mentalidad del mundo, quien acumula conocimientos intelectuales en su cabeza u ostenta muchos títulos que puede exhibir colgados en la pared de su oficina. Un corazón sabio y prudente, es aquel que sabe “saborear” las cosas de Dios, que tiene esa profundidad de espíritu para auscultar lo que en cada hora de su vida ha de realizar.

El corazón sabio y prudente, sabe determinar dónde se encuentra el tesoro y es capaz de jugarse la vida por él, venderlo todo (o sea relativizar lo demás) y adquirirlo para vivir la vida en rectitud y sentido de plenitud.

En esta multiplicidad de “tesoros” que pone por delante el mundo, algunos de ellos legítimos y verdaderos, pero relativos y perecederos y otros derechamente falsos e ilusorios, ¡cuán necesario se hace que sepamos ejercitarnos en el discernimiento! Saber separar los peces buenos de los peces malos, como nos muestra el evangelio, para quedarnos con el verdadero tesoro: Jesús y el Reino. Si lo hacemos así, lo demás vendrá por añadidura.

De esta manera, ante la oferta de Dios “pídeme lo quieras”, digámosle: “Señor, dame un corazón sensato, que sepa discernir entre el bien y el mal”, bajo el cual podamos caminar a la búsqueda del tesoro.

Como esos hombres que siguen buscando un tesoro en la isla Juan Fernández que no sabemos si existe o no.

ALABANZAS DEL DIOS ALTISIMO





TU ERES EL BIEN, TODO BIEN, SUMO BIEN,
SEÑOR DIOS, VIVO Y VERDADERO.

Tú eres el santo, Señor Dios único, el que haces maravillas (Sal 76,15).
Tú eres el fuerte, tú eres el grande (cf. Sal 85,10), tú eres el altísimo,
tú eres el rey omnipotente; tú, Padre santo, rey del cielo y de la tierra (cf. Mt 11,25).
Tú eres trino y uno, Señor Dios de dioses (cf. Sal 135,2); tú eres el bien, todo bien, sumo bien, Señor Dios vivo y verdadero (cf. lTes 1,9).
Tú eres el amor, la caridad; tú eres la sabiduría, tú eres la humildad,
tú eres la paciencia (Sal 70,5), tú eres la hermosura, tú eres la mansedumbre;
tú eres la seguridad, tú eres la quietud, tú eres el gozo,
tú eres nuestra esperanza y alegría, tú eres la justicia,
tú eres la templanza, tú eres toda nuestra riqueza a saciedad.
Tú eres la hermosura, tú eres la mansedumbre, tú eres el protector (Sal 30,5),
tú eres nuestro custodio y defensor; tú eres la fortaleza (cf. Sal 42,2),
tú eres el refrigerio.Tú eres nuestra esperanza, tú eres nuestra fe,
tú eres nuestra caridad, tú eres toda nuestra dulzura,
tú eres nuestra vida eterna, grande y admirable Señor, omnipotente Dios,
misericordioso Salvador.


San Francisco de Asís.

domingo, 20 de julio de 2008

SEMBRANDO SEMILLAS BUENAS




"El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró
buena semilla en su campo; pero mientras
todos dormían vino su enemigo, sembró cizaña
en medio del trigo y se fue".
(Mt. 13, 24-25)
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TRIGO Y CIZAÑA

Jesús fue un verdadero pedagogo. De una manera sencilla, pero profunda a la vez, enseñaba a sus apóstoles y a todos los que le seguían, acerca de las verdades fundamentales que El quería revelar a quienes seguían sus pasos y sus enseñanzas.

Hoy nos habla de lo que acontece en el Reino que El ha venido a inaugurar. Crecen juntas, la buena y mala semilla, el trigo y la cizaña, el bien y el mal. Será en el tiempo de la cosecha, al fin de los tiempos, cuando se apartará el trigo de la cizaña, los que han hecho el bien y los que han hecho el mal. Del conjunto de esta parábola (que te invito a leer íntegramente), quisiera compartir contigo algunas enseñanzas.

PACIENCIA:

Sí, mucha paciencia. Es la que necesitamos para caer en la cuenta que en el mundo hay presencia activa del bien, como también semillas de mal. Basta mirar el mundo para darnos cuenta que existen numerosos focos de cizaña que el Maligno ha sembrado en nuestra realidad. Sólo un dato: después de la IIª Guerra Mundial, ha habido un poco más de 250 conflictos armados que han traído como consecuencia más de 132 millones de muertos. ¿Qué es esto sino la presencia fehaciente del imperio del mal en el mundo?

Pero si la paciencia supone saber convivir con esta realidad (como lo hace Dios en esta parábola), esto no debe confundirse con permisividad, indiferencia o pasivismo. No todo está permitido. No todo nos puede resultar indiferente. No todo es esperar pasivamente. Por algo se nos invita a ser fermento en la masa (como la levadura) y a realizar gestos “pro-Reino” que, aunque pequeños en sus comienzos, (como el grano de mostaza), se terminarán por demostrar potentes y transformadores de nuestro entorno.

TOLERANCIA:

El trigo y la cizaña existen y son expresión de una realidad. No podemos ver la realidad en “blanco y negro”, como diciendo “aquí están los buenos y aquí están los malos”. Estamos inmersos en un mundo plural, por lo que debemos ser capaces de asumir una cultura del diálogo, saber escuchar al que piensa distinto, ser artesanos de paz, evitar todo tipo de maniqueísmo y asumir que el otro también tiene derecho a existir. Actitudes intolerantes, (el jarro de agua que una adolescente le lanzó a la Ministra de Educación es una prueba de ello), en el pasado nos llevaron a la cerrazón, a la estrechez mental y a dividir a nuestra sociedad en bandos irreconciliables. Nadie es puro trigo o pura cizaña, por lo que nadie es tan bueno que no tenga nada de malo y que deba cambiar, como también nadie es tan malo que no tenga nada bueno en su corazón.

TRIGO, NO CIZAÑA:

Claro que sí. Siembra trigo, el bien, en el mundo en el cual te mueves y deja que Dios siga sembrando trigo, buena semilla, en tu corazón. No cizaña, mala semilla, en tu realidad y en tu propio ser. “El ser humano no es una cosa más entre otras cosas; las cosas se determinan unas a las otras; pero el hombre, en última instancia, es su propio determinante. Lo que llegue a ser –dentro de los límites de sus facultades y de su entorno- lo tiene que hacer por sí mismo” (Frankl).

Por eso, todos podemos autodeterminarnos (por cierto, a partir de nuestra limitación existencial) y hacer una opción por sembrar buenas semillas a nuestro alrededor y hacer que algo nuevo germine cada día en nosotros.

Démonos esa oportunidad y alejemos de nosotros toda cizaña que quiera vernos estancados en nuestro crecimiento. Más aún: hagamos de nuestra vida una siembra constante de trigo y no de cizaña en el devenir diario de la vida.

Así, el Reino estará germinando cada día con más fuerza.

sábado, 19 de julio de 2008

800 AÑOS DEL NACIMIENTO DE LOS HERMANOS MENORES: 1209 - 2009


“Un día Francisco pasó cerca de la Iglesia de San Damián, que estaba casi derruida y en completo abandono. Conducido por el Espíritu, entra en ella a orar, se postra suplicante y devotamente ante el Crucifijo … La imagen de Cristo crucificado, desplegando los labios, habla desde el cuadro a Francisco llamándolo por su nombre: “Francisco –le dice-, vete, repara mi casa que, como ves, se viene del todo al suelo” (2Celano 10).

Celebrando los 800 años de la fundación de la Orden de los Hermanos Menores, queremos reflexionar desde la experiencia que marcó el comienzo de la conversión de Francisco, y juntos con él mirar el Crucifijo de San Damián.

Al entregarte este Crucifijo, deseamos ofrecerte una ayuda para la oración. Como Clara y Francisco, ante él muchas hermanas y hermanos se han sentido acogidos y llamados a seguirlo, así también hoy se dirige a ti, para que tú puedas escuchar su voz.

Colócate a sus pies, míralo con tus ojos, contémplalo con el corazón, únete a El con la voluntad, asegúndalo con tus sueños, imítalo con tu vida.

Permanece donde El se hace encontrar, escúchalo, “míralo, considéralo, contémplalo, deseando imitarlo” pon en sus manos todo lo que te sugiere y te hace intuir, colabora con El.





ITINERARIO



El breve itinerario propuesto se debe utilizar en la oración personal, en fraternidad o en grupo y se sugiere usarlo de manera creativa, teniendo en cuenta las diversas culturas.

Además, para que este “método” de frutos se debe aplicar con corazón abierto, paciencia y perseverancia.

Cada momento de este itinerario espiritual pide saber detenerse sin ansia ni preocupaciones, viviendo este tiempo en gratuidad de comunión con el Amado.

1.- Disponte a la contemplación:

· Disponte a la contemplación a través del silencio, el recogimiento interior y la pacificación del corazón.

· Invoca la ayuda del Espíritu para que “te purifique, te ilumine y te encienda interiormente”.

2.- Ora con san Francisco:

· “Altísimo y glorioso Dios, ilumina las tinieblas de mi corazón …”

3.- Contempla el Crucifijo:

· Contémplalo por un tiempo prolongado.

· Deja que la mirada del Crucifijo llegue a tu corazón.

· Ensimísmate en uno de los personajes.


4.- “Ilumina las tinieblas de mi corazón”:

Déjate interrogar por el Señor:

· ¿Cuáles son tus “tinieblas”?

· ¿Quién ocupa el centro de tus deseos?

· ¿Vives “una fe recta, una esperanza cierta y una caridad perfecta?

· ¿Con qué obediencia vives el “santo y veraz mandamiento”?

5.- Restituye al Señor:

· Concluye este tiempo de comunión repitiendo y personalizando la oración ante el Crucifijo.

· Comprométete a traducir y encarnar la oración en la vida diaria.






Oración
ante el Crucifijo


¡Oh alto y glorioso Dios!
ilumina las tinieblas de mi corazón
y dame fe recta
esperanza cierta,
caridad perfecta,
sentido y conocimiento, Señor,
para que cumpla tu santo
y veraz mandamiento. Amén.


(Tomado de parroquia Pucón, Chile)



domingo, 13 de julio de 2008

EL SEMBRADOR SALIO A SEMBRAR






"El sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino ... Otras cayeron en terreno pedregoso ... Otras cayeron entre espinas ... Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta ..." (Mt. 13).

DANDO FRUTOS ABUNDANTES: ¿100, 60, 30?


El capítulo 13 de San Mateo, nos trae siete parábolas que nos hablan del Reino de Dios. La primera de ellas es la conocida parábola del sembrador que este domingo ha sido proclamada en todos nuestros templos y capillas.

Esta parábola del sembrador, me hace volver la mirada hacia aquellos hombres de campo que pacientemente preparan la tierra, la cultivan y la disponen de tal suerte que la semilla que van a depositar pueda producir abundante fruto. Ellos vivirán de la espera paciente y expectante de que a la vuelta de la temporada todo el sacrificio y el esfuerzo se vea coronado con una gran cosecha.

Podríamos suponer que algo parecido quiere hacer Dios con cada uno de nosotros.

Desde que vinimos a este mundo, El ha venido sembrando la semilla de su Palabra en nuestro corazón y nos ha hecho partícipe de la novedad de su Reino. Pero, ¿cómo ha sido hasta ahora esta siembra? ¿En qué terreno ha ido cayendo la Palabra a lo largo de nuestra vida? ¿Cuántos frutos verdaderos y auténticos hemos ido dando en estos años de nuestra existencia?.

Sabemos que los terrenos han sido diversos. No lo podemos negar.

A veces la Palabra y el Reino han caído “al borde del camino”, porque no nos hemos dado el espacio suficiente para “rumiar” el Mensaje y simplemente el primer esfuerzo ha caído en la banalidad y simplemente se ha perdido.

Otras veces esta Palabra “cae en terreno pedregoso”, cuando nuestra vida de fe, la vida espiritual, simplemente está hecha de momentos “excepcionales” pero no se cultivan procesos y todo queda en la nada. Faltó la constancia para perseverar en el camino que un día se descubrió. La semilla necesita surco para germinar y fecundar. También la vida cristiana.

La semilla "que cae entre espinas” supone el desmedido valor que podemos darle a las realidades de este mundo, al activismo sin pausa en el cual a veces caemos y, en definitiva, a poner el corazón en la fuerza del dinero y de las riquezas que nos distraen y nos desperfilan en nuestras opciones verdaderas.

En suma, la semilla “que cae en tierra buena y da fruto” es aquel que abre el surco de su corazón para que Dios, cada día, siembre la semilla buena de su Palabra y del Reino y produzca el fruto esperado: cien, sesenta o treinta por uno.
La clave estará en la capacidad de DAR FRUTOS abundantes a partir de toda la potencialidad que podemos desarrollar como seres humanos.

No todos daremos la misma cantidad de frutos, como tampoco los distintos terrenos sembrados producirán lo mismo. Sin embargo, se trata que cada persona sea capaz de dar lo máximo a partir de su realidad. Es decir, que el sembrador que hoy sale a sembrar en cada uno, encuentre un terreno (nuestra vida), bien disponible, para hacer germinar todas aquellas semillas que desde siempre nuestro Padre ha colocado en nuestro corazón.

¿El 100, 60 o 30 por uno? Quizás. Mas, todo, aquello que la potencialidad de tu persona lo permita.

¡Ese es el desafío! DAR TODO.

jueves, 10 de julio de 2008

ABBA, PADRE


“Por aquel tiempo exclamó Jesús: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque, habiendo ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes,
las has revelado a los pequeños.
Sí, Padre, porque así lo has querido”
(Mt. 11, 25).



Sí, Padre, así te pareció bien.

Son los sencillos, los pequeños, los que ponen su confianza en ti Padre, los que tienen acceso a tu Reino. No serán los autosuficientes y los sabios, según este mundo, quienes conocerán los secretos que, Tú Padre, quieres revelar a todos aquellos que se sienten vulnerables y frágiles.

Bendito, seas Padre, por todo lo que has creado y por tu revelación de amor que la podemos ver en cada criatura.

¡Gracias Padre, Sumo Bien, Bien Total! ¡Abbá, Padre! ¡Mi Dios y mi Todo!


viernes, 4 de julio de 2008

UNA MIRADA CONTEMPLATIVA Y ECOLOGICA DE LA VIDA

"Altísimo, omnipotente, buen Señor:
tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición;
a ti sólo, Altísimo, convienen, y ningún hombre es digno de hacer
de ti mención".
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"Así comienza este inmortal poema llamado el "CANTICO DEL HERMANO SOL" que san Francisco compuso en el otoño de 1225, cuando atormentado por la enfermedad de los ojos, hasta el punto de "no poder soportar la luz natural" y de no hallar reposo durante la noche, lleno de dolores corporales y de torturas del espíritu, después de una noche de insomnio, en que los ratones se habían añadido a los demás motivos de sufrimiento, llamó a los hermanos y compuso el cántico, haciéndoselo aprender a los "juglares de Dios". En julio de 1226 añadió la estrofa del perdón fraterno, para poner en paz al obispo y el alcalde de Asís; y algo más tarde, quizá a fines de septiembre, de ese mismo año, lo completó con la estrofa de la hermana muerte" .
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"EL CANTICO DEL HERMANO SOL"

ALABADO SEAS, MI SEÑOR, POR EL SEÑOR HERMANO SOL
EL CUAL NOS TRAE EL DIA Y POR EL CUAL
NOS ILUMINAS ...
ALABADO, SEAS MI SEÑOR, POR LA HERMANA LUNA
Y LAS ESTRELLAS: EN EL CIELO
LAS HAS FORMADO CLARAS, PRECIOSAS ...
ALABADO, SEAS MI SEÑOR, POR EL HERMANO VIENTO
Y POR EL AIRE, Y EL NUBLADO ...
ALABADO, SEAS MI SEÑOR, POR LA HERMANA AGUA
LA CUAL ES MUY UTIL, Y HUMILDE ...
ALABADO, SEAS MI SEÑOR, POR EL HERMANO FUEGO
POR EL CUAL ALUMBRAS LA NOCHE ...
ALABADO, SEAS MI SEÑOR, POR NUESTRA MADRE LA TIERRA
LA CUAL NOS SOSTIENE Y GOBIERNA ...


ALABADO, SEAS MI SEÑOR, POR LOS QUE PERDONAN
POR TU AMOR


ALABADO, SEAS MI SEÑOR, POR NUESTRA HERMANA
LA MUERTE CORPORAL

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EN FRATERNIDAD UNIVERSAL CON TODAS
LAS CRIATURAS


La intuición de San Francisco de Asís, hecha patente de manera magistral en el Cántico del Hermano Sol, es para nosotros los que habitamos este planeta, en el inicio de este siglo 21, un gran desafío y una gran tarea. Y lo es de manera especial, para quienes nos decimos cristianos y todavía más para quienes abrazamos la espiritualidad franciscana como una forma de vida.
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Hoy día ¡que duda cabe!, nuestro planeta y la vida misma en todas sus dimensiones, está en serio riesgo de ser exterminada, o al menos, seriamente dañada, como ya lo podemos ver a diario. El calentamiento global, la manipulación de las plantas, animales y de la misma especie humana, la depredación de la tierra, los grandes focos de injusticias sociales que claman al cielo, el hambre, el exterminio de los pueblos originarios, la sobrevaloración del desarrollo, de la técnica y de la ciencia, en desmedro del equilibrio ecológico, en fin, infinitas expresiones que hablan del poco respeto a la creación, dan cuenta de un enorme desafío que hoy día, sí o sí, debemos asumir y tomar conciencia. Aparte de todos los enormes desafíos que tenemos por delante en el diálogo interreligioso, en la mancomunión que han de hacer las religiones del planeta por una apuesta verdadera por el cuidado de la vida en todas sus expresiones.
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Dios todo lo ha creado para nuestro bien y más aún lo ha hecho en una perfecta armonía, donde los seres humanos debemos saber convivir con las demás criaturas no por encima de ellas, sino junto a ellas.
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Me parece que debemos crecer y sensibilizarnos cada día más en esta "mirada contemplativa y sacramental" de la vida y del respeto a nuestra hermana creación. Haciéndonos partícipes, todas las veces que podamos, de todos aquellos proyectos que busquen "la justicia, la paz y la salvaguardia de la creación" a partir, por cierto, de nuestra opción creyente y del Dios Creador que ha dejado su huella indeleble en todo lo que ha creado por amor suyo.
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Y por supuesto que esta conciencia no sólo se verá reflejada en lo macro (las grandes acciones y propuestas que se generen en los gobiernos, iglesias, O.N.G, etc.), sino también en estilos de vida nuevos que asumamos cada día, en pequeños detalles que llevemos a la práctica diariamente, en los compromisos que realicemos en nuestro barrio, en fin, donde no cuente tanto en nosotros una mentalidad "depredadora y abusadora" de los bienes que Dios nos ha dado, sino un estilo de vida fraterno y reconciliado con la creación, como lo supo intuir el hermano Francisco, patrono de la ecología, según la Organización de Naciones Unidas.
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A ti que lees esta página, te invito a vivir reconciliadamente y en armonía con toda la creación. A tener una mirada contemplativa y respetuosa de las criaturas, porque a partir de ellas puedes encontrar al Creador. Como un día lo hiciera el HERMANO DE ASIS.
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