“Por aquel tiempo exclamó Jesús: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque, habiendo ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes,
las has revelado a los pequeños.
Sí, Padre, porque así lo has querido”
las has revelado a los pequeños.
Sí, Padre, porque así lo has querido”
(Mt. 11, 25).
Sí, Padre, así te pareció bien.
Son los sencillos, los pequeños, los que ponen su confianza en ti Padre, los que tienen acceso a tu Reino. No serán los autosuficientes y los sabios, según este mundo, quienes conocerán los secretos que, Tú Padre, quieres revelar a todos aquellos que se sienten vulnerables y frágiles.
Bendito, seas Padre, por todo lo que has creado y por tu revelación de amor que la podemos ver en cada criatura.
¡Gracias Padre, Sumo Bien, Bien Total! ¡Abbá, Padre! ¡Mi Dios y mi Todo!
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