"Jesús dijo: Mis ovejas escuchan mi voz.
Yo las conozco y ellas me siguen"
Jn. 10, 27
Todos los grupos humanos necesitan de líderes. Sean éstos clubes deportivos, partidos políticos, agrupaciones culturales, los gobiernos, etc., necesitan tener personas que encabecen sus procesos, los encaucen y los lideren en sus proyectos. En este sentido, también la Iglesia, necesita de líderes que sean pastores al estilo de Jesús, el Buen Pastor.
Pero ocurre que hoy en día asistimos a una evidente falta de líderes en el mundo entero, que se ve reflejado en la ausencia de verdaderos líderes que lleven a nuestros pueblos a vivir procesos auténticos de liberación y dignidad humana. ¿Los motivos?, no sabría precisarlos, quizás la caída de las ideologías, utopías que se desvanecen, la mirada cortoplacista de nuestras generaciones, la mirada “materialista” de la vida exacerbada por el consumismo y el dinero, en fin, interpretaciones pueden haber varias para asumir esta afirmación en cuanto los líderes no son precisamente los que sobran en nuestro mundo.
En nuestra Iglesia también asistimos a un tiempo difícil en el liderazgo que ha de suscitarse en nuestras Comunidades y en la Iglesia en términos generales. No sobran los profetas y místicos. O los mártires y los testigos. Buscamos a nuevos testigos y pastores que, con el estilo de Jesús, Buen Pastor por antonomasia, vayan delante de sus ovejas y las conduzcan a la vida abundante.
Siguiendo a Jesús, Buen Pastor, el líder es una persona (ya sea en el matrimonio, en la escuela, en el gobierno, o en la Iglesia) que depone sus intereses personales en función de las “ovejas” a las cuales les corresponde liderar. El se juega su vida por ellas. Va delante de ellas mostrándoles el horizonte. Las protege y les ayuda a desencadenar procesos y busca su maduración y plena realización.
El líder no mira el hoy, sino el mañana de sus ovejas. Hace suyas sus demandas y sale a protegerlas de quien les quiere hacer daño. El líder, pastor de los suyos, lleva a las ovejas a poner su mirada en lo más grande, en lo más hermoso. Se hace compañero de ruta y está siempre al lado de los suyos.
El líder, en definitiva, gasta su vida en bien de los demás, porque en definitiva el bien de las ovejas es la felicidad de su vida.
Pero ocurre que hoy en día asistimos a una evidente falta de líderes en el mundo entero, que se ve reflejado en la ausencia de verdaderos líderes que lleven a nuestros pueblos a vivir procesos auténticos de liberación y dignidad humana. ¿Los motivos?, no sabría precisarlos, quizás la caída de las ideologías, utopías que se desvanecen, la mirada cortoplacista de nuestras generaciones, la mirada “materialista” de la vida exacerbada por el consumismo y el dinero, en fin, interpretaciones pueden haber varias para asumir esta afirmación en cuanto los líderes no son precisamente los que sobran en nuestro mundo.
En nuestra Iglesia también asistimos a un tiempo difícil en el liderazgo que ha de suscitarse en nuestras Comunidades y en la Iglesia en términos generales. No sobran los profetas y místicos. O los mártires y los testigos. Buscamos a nuevos testigos y pastores que, con el estilo de Jesús, Buen Pastor por antonomasia, vayan delante de sus ovejas y las conduzcan a la vida abundante.
Siguiendo a Jesús, Buen Pastor, el líder es una persona (ya sea en el matrimonio, en la escuela, en el gobierno, o en la Iglesia) que depone sus intereses personales en función de las “ovejas” a las cuales les corresponde liderar. El se juega su vida por ellas. Va delante de ellas mostrándoles el horizonte. Las protege y les ayuda a desencadenar procesos y busca su maduración y plena realización.
El líder no mira el hoy, sino el mañana de sus ovejas. Hace suyas sus demandas y sale a protegerlas de quien les quiere hacer daño. El líder, pastor de los suyos, lleva a las ovejas a poner su mirada en lo más grande, en lo más hermoso. Se hace compañero de ruta y está siempre al lado de los suyos.
El líder, en definitiva, gasta su vida en bien de los demás, porque en definitiva el bien de las ovejas es la felicidad de su vida.
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