martes, 23 de junio de 2009

PASEMOS A LA OTRA ORILLA ... AUNQUE SE DESATE EL TEMPORAL

Mar adentro y tomado de la mano de Dios.






“Jesús dijo a sus discípulos: Crucemos a la otra orilla… Entonces
se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca,
que se iba llenando de agua”

Mc. 4, 35.37



La jornada había estado intensa.

De hecho, Jesús tenía jornadas intensas de apostolado y ésta no había sido la excepción. Ya al atardecer, el Señor invita a los apóstoles a partir e internarse mar adentro para asumir otros desafíos y seguir con la predicación de la Palabra.

En esos estaban, cuando se desata un fuerte temporal en el mar de Galilea. Las olas amenazan la seguridad de las barcas, éstas comienzan a zozobrar y evidentemente la seguridad e integridad física de los apóstoles y del mismo Señor están en peligro.

De ahí el grito desgarrador de los apóstoles “¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?”, quien dormía plácidamente. Sintieron miedo y el miedo les hizo lanzar ese grito profundo buscando refugio en Jesús.

Lo llaman Maestro. Detrás de este grito, está la convicción que sólo Jesús puede intervenir eficazmente en sus vidas para enfrentar el desafío de hacer que las barcas no naufraguen y por fin salgan adelante de tamaña experiencia.

Este es también el grito de muchos contemporáneos nuestros. Pueden ser nuestros familiares, amigos, compañeros de trabajo, jóvenes insatisfechos, niños maltratados, nuestros ancianos o simplemente cada uno de nosotros, que desde el fondo del corazón le gritamos a Dios, con temor y temblor: “¡Ven, Señor, y ayúdame”. Toma nuestras manos Señor y no permitas que nos hundamos. Que nuestras barcas, sacudidas por las intensas marejadas en las cuales a veces nos vemos inmersos, no terminen por minar nuestra fe y la esperanza que nos permite creer y esperar que después de la tempestad viene la calma.

Tener miedo no es algo incompatible con tener fe. Pero por cierto, no debe ser el miedo el que nos paralice, sino por el contrario, aún teniendo miedo (por las circunstancias que sean), sepamos abandonarnos en Dios y saber que El tiene en su mano la vida y el futuro de cada uno de nosotros.

Aunque de repente nos visite el dolor y los desafíos de la vida nos sacudan fuertemente, no olvidemos que el Señor VA SIEMPRE EN NUESTRA BARCA. El hecho que duerma no significa que se desentiende de uno, al contrario.

Por eso, hermanos, hermanas, PASEMOS A LA OTRA ORILLA sin temor. Naveguemos mar adentro y contra viento y marea, dejemos que la vida nos abra hacia otros horizontes y asumamos con decisión esa nueva carta de navegación que hoy Dios nos invita a recorrer.

No tengas miedo, el Señor no duerme, el Señor espera por ti. Nunca te vas a hundir, a pesar de las muchas contrariedades que hoy o mañana te toque vivir.

En la barca de tu vida, hoy Jesús te quiere hacer sentir su amor. No lo olvides.

1 comentario:

bellapaz dijo...

HERMOSOS TEXTOS NOS MUESTRA EL EVANGELIO DEL DOMINGO RECIEN PASADO.NOS DICE CLARAMENTE LA CONFIANZA QUE DEBEMOS TENER EL DIOS EN TODO MOMENTO, ÉL NO DESEA LA MUERTE A NADIE.JESUS ES LA GENEROSIDAD DE LA VIDA HECHA PERSONA, DEBEMOS CREER EN EL DIOS DE JESUS,CREER QUE ES EL SEÑOR DE UNA VIDA MEJOR, ÉL NOS BENDICE CADA DIA CON SU AMOR. LA FÉ Y LA CONFIANZA QUE PONEMOS EN DIOS SE VUELVE HACIA NOSOTROS EN REGALO DE VIDA Y SE HACE EXPANSIVA HACIA LOS QUE NOS RODEAN.
hOY EN DIA ESTAMOS PASANDO POR CRISIS DE ENFERMEDADES,CRISIS DE ECONOMIA, Y NOS ASUSTAMOS, ES LOGICO SENTIR MIEDO,PERO NO DEBEMOS DESESPERARNOS PORQUE DIOS NUNCA NOS ABANDONA, ENTOCES ES AHI EL CLARO EJEMPLO DE LA CONFIANZA QUE NOS HABLA ÉL EN EL EVANGELIO. DIOS NOS AMA... TODO CUESTA INCLUSO LA VIDA PORQUE AUNQUE NOS LA REGALE DIOS DEBEMOS SABERLA GANAR,LLEVAR Y SOBRE TODO CUIDAR.