lunes, 17 de noviembre de 2008

MULTIPLICANDO LOS TALENTOS.

Dios quiere hacer una gran obra en ti.
Alcanzando toda tu potencialidad, como esta hermosa flor.


5+ 5= 10; 2+2= 4; 1+0=0



“A uno le dio cinco talentos, a otro dos, y uno solo
a un tercero, a cada uno según su capacidad;
y después partió”

(Mt. 25,15)



Un talento equivalía a 6.000 denarios y un denario era el salario diario que ganaba un trabajador en el tiempo de Jesús, por lo que la cantidad recibida por esos tres servidores de la parábola, es sin duda un gran monto de dinero (inclusive para aquel que recibió sólo un talento).

Con este ejemplo de la entrega de los talentos, Jesús nos está hablando del tiempo final, de cómo será el desenlace de la vida y para lo cual Mateo en el capítulo 25 nos cuenta 3 parábolas que tienen este sentido en la que una de ellas es la parábola de los talentos.

Se trata de un señor que entrega cinco, dos y un talento a sus servidores, según la capacidad de cada uno de ellos, y que luego parte de viaje. Al cabo de un largo tiempo, vuelve y comienza a pedir cuentas, el primero logró juntar 5 talentos más; lo mismo el segundo que hizo una buena gestión y consiguió 2 más; y un tercero, que por perezoso y miedoso optó por enterrar en un pozo el talento recibido por temor a perderlo. Creyendo que esta era una buena decisión, este señor le interpeló su cobardía y desidia y ordenó quitarle el talento que tenía y dárselo al que tenía diez.

Con esta parábola, Jesús nos está diciendo que cada uno de nosotros ha sido objeto de una elección y que ha sido dotado de una responsabilidad histórica que nadie puede escabullir, so pretexto de querer preocuparse sólo de uno mismo, de sus propias cosas y de los intereses privados.

Los cristianos debemos reconocer el aporte histórico que debemos dar en el tejido social, de tal manera que desarrollando nuestras potencialidades en bien propio y de la misma sociedad, llevemos a cabo la responsabilidad social que nos cabe en la construcción de un mundo un poco mejor del que hemos recibido.

En este sentido, debemos ser administradores eficaces de la vida, del proyecto que Dios hizo en nosotros y que ha de tener una repercusión evidentemente en los demás. Multiplicar los talentos, es decir, hacer que la idea primigenia que Dios puso en mi llegue a hacerse realidad, es la tarea que nos toca a todos los cristianos. El Señor no quiere personas calculadoras, que se omiten en la construcción de una sociedad más justa, que les falta coraje y creatividad para hacer que su talento se multiplique y que por eso optan por pasar por este mundo sin pena ni gloria.

Lo que Jesús pide de sus discípulos es generosidad, ambición, eficiencia, rendimiento, productividad, actualizar todas las potencialidades recibidas, audacia, coraje y creatividad para hacer que nuestro paso por este mundo sea una oportunidad para dejar una impronta de una vida vivida con pasión e ilusión.

Hagamos, pues, una buena gestión de los talentos recibidos, multiplicándolos al doble, y así al final del camino recibiremos esta invitación: “entra a participar del gozo de tu señor”.

1 comentario:

tity dijo...

hermano Mario, a veces uno como ser humano, esta embalado en su caminar en la iglesia, pero pasa que cuando tenemos algun tropiezo, tendemos a ocultar nuestros talentos, por miedo al rechazo a las descalificaciones, a la maldad tan vigente en nuestros dias y en nuestro quehacer en la comunidad, yo a veces me siento identificada con aquel que escondio los talentos que se le confiaron, pero no por flojera ni comodidad, creo que mas bien por cansancio, hastio, porque uno como que nada contra la corriente, cree estar haciendo lo correcto pero resulta que la mayoria esta conforme con todo lo negativo,con lo mediocre, lo insano, etc.; pero una vez mas sus reflexiones me ponen a pensar que vale la pena seguir a pesar de todo y espero algun dia presentar al Señor los talentos que me dio requete multiplicados.
un abrazo. Tity.