lunes, 3 de noviembre de 2008

BEBIENDO AGUA PURA.

"Señor, dame de esa agua, para que no sufra más sed"

"El que no renace del agua y del Espíritu no puede entrar
en el Reino de Dios"
"Como busca la cierva corrientes de agua viva,
así mi alma te busca a ti Dios mío"
"Le abrió el costado de una lanzada y al instante
salió sangre y agua"


DE LA FUENTE DE AGUA VIVA
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"Al que tiene sed, Yo le daré de beber gratuitamente de la fuente del agua de la vida".

Apoc. 21,6


El hombre contemporáneo tiene sed. ¿Sed de qué? ¿Y dónde va a beber para saciar esta sed? He ahí la cuestión.

En la vorágine en la que estamos inmersos, necesitamos encontrar momentos adecuados para responder a esta sed de algo que todos tenemos y que no sabemos qué puede ser, ni a dónde podemos ir para saciar esta búsqueda que consciente o inconscientemente invade nuestro corazón.

Muchas veces bebemos de aguas turbias y vamos a pozos que no nos pueden saciar plenamente. Son pozos poco profundos que por lo mismo nos dan agua turbia y a veces descompuesta que por cierto no nos permiten hacer un proceso de maduración, crecimiento y liberación interior. Por eso, hay que cavar profundo. Sólo así encontraremos agua pura y vivificante para nuestra vida, a veces tan tironeada por la dinámica de la vida moderna en la cual estamos inmersos.
¿Y cuáles pueden ser esas fuentes turbias de las que bebemos a veces?

Anselm Grün, en su libro (“Las fuentes de la energía interior”) enumera algunas: el miedo (a personas, a hacer algo malo); la ambición (cuando está distorsionada); la adicción al trabajo (estas personas se definen así misma en cuanto trabajan de manera exagerada); el perfeccionismo (pues quien pretende hacerlo todo bien se somete a una presión desmedida); el querer demostrarse algo a sí mismo (sólo giramos en torno a nosotros mismos, a nuestro éxito, a demostrarnos que somos capaces, etc.); someterse a la presión de unas expectativas (que siempre vienen de los demás, entonces la persona se ve sometida a una presión extra porque quiere demostrar su capacidad a toda costa); la rivalidad y la presión competitiva (no estamos en lo que hacemos sino que nos comparamos constantemente con los demás, esta mentalidad competitiva resulta ardua, cansa); la falta de seguridad en uno mismo (quien tiene baja autoestima suele ver en los demás una amenaza); la depresión (sentirse sin fuerzas, falta de todo estímulo, a veces suele ser una voz de alerta para vivir más en el sosiego y “estar más en casa”, dentro de sí, más que fuera de sí); la irritación (es algo frecuente que de alguna manera nos hace salirnos del centro al irritarnos por cualquier cosa y esto nos provoca un gran desgaste interior que nos aleja de la fuente interior).

Estas y otras muchas otras fuentes turbias hacen que el hombre de hoy se sienta algo así como “quemado”, sin energías, cansado, exhausto. Son fuentes falsas.

Ante esta realidad, ¿Qué oponer? ¿De qué fuentes verdaderas podemos beber? ¿Cómo encontrar una fuente de AGUA VIVA que nos estimule y nos ayude en nuestro camino de cada día?.

Los mecanismos pueden ser muchos. Cada cual ha de descubrir sus propias fuentes. Algunas vendrán de uno mismo, de su entorno, de lo que puede construir, otras vendrán de la espiritualidad y de la fe que le darán sustento a su propia existencia.

En cualquier caso, pregúntate por tu energía interior, en dónde fluye tu vida, qué te hace feliz, dónde te sientes a gusto. Es algo muy importante. Sentirse pleno en aquello que uno realiza a cabalidad. Por más banal que sea, te ayudará a tener paz en tu corazón.

Contempla tu vida más de cerca. Intenta describir el sentido de tu vida, no sólo vivimos para nosotros, sino también tenemos una misión en este mundo. No sólo “atragantarnos” con cursillos o terapias para sí, sino también saber salir de si mismo para abrirnos a los demás en una actitud de servicio y de “misión”.

Grün, habla del “niño divino” que todos llevamos dentro y que “representa el potencial de creatividad y fantasía que encontramos dentro de nosotros. Es lo que Dios nos ha dado desde nuestro nacimiento. Son nuestras capacidades, nuestro modo de pensar y de sentir. Y es nuestra manera totalmente personal de entender y configurar nuestra vida” (p. 74). Este potencial que tenemos debemos saber explorarlo y echar mano a él para configurar una vida más plena y verdadera.

Las fuentes verdaderas nos darán la posibilidad de proyectar mejor la vida y hacerla más auténtica en esta multiplicidad de caminos que la vida moderna nos ofrece. Y por supuesto que la fuente más plena es la que fluirá de aquella que brota del mismo Señor, de los sacramentos, de la oración, de su Palabra, de una tarde de retiro, de la contemplación de la creación, de un paseo por la playa, del contemplar como juegan los niños, de una amistad cultivada, en fin, del mismo Espíritu Santo que nos dará la vitalidad y la energía para beber agua pura del POZO que Jesús nos ofrece cada día.

Anda y bebe AGUA VIVA de la que te ofrece Jesús cada día.

2 comentarios:

tity dijo...

hermano Mario: una vez mas gracias por sus reflexiones, a mi personalmente me ayudan a ordenar los sentimientos, las dudas, en fin toda esta maraña en la que nos vemos ahogados a veces los seres humanos, pero que gran verdad, solo bebiendo el agua fresca que dia dia nos renueva, nos limpia, nos fortifica, nos alimenta podemos proyectarnos y sanarnos, y esa agua solo la ofrece Cristo nuestro Señor.Tity.

Anónimo dijo...

Con la intención de entrar en mí para descubrir adónde dirigirme para beber agua viva pensé en ti Fray Mario, porque tenía la idea que algo habrías escrito del evangelio de este domingo y no erré sino que encontré una linda reflexión y estímulo para llegar a mi propia realidad, soy un sediento de agua fresca, helada, purificada, límpida y cristalina, pero me ahogo en las aguas turbulentas de mi ruta a veces errática. Voy a tener presente sus notas y abiertos los ojos, agudo el gusto y el olfato para no engañarme y solo tomar eñ agua que viene de Dios.