“… esta pobre
viuda ha puesto más que cualquiera
de los otros …”
Mc. 12, 43
Unos daban limosna abundante, los
ricos, pero de aquello que les sobraba. Otra, una mujer viuda, pobre, dio dos
monedas de cobre, exactamente lo que necesitaba para vivir. Aquellos, se
movieron en las apariencias y lo superfluo, ésta, comprometió su existencia y
se entregó ella misma. Jesús, que sabe mirar el corazón y no las apariencias, emitió
su juicio. Esa pobre viuda, ha dado más, mucho más que los ricos que colocaban
sumas importantes en la limosna, dice Jesús, por cuanto esta mujer no sólo dio algo material, sino al entrega
todo lo que necesitaba para vivir hablaba de un compromiso fundamental de
entrega y generosidad que ponía, incluso en tela de juicio su propia
sobrevivencia.
Mirado así, este episodio bíblico, uno más por lo demás, nos muestra la paradoja del Evangelio, en que normalmente más es menos y menos es más, es decir, en que la cantidad, lo externo, no tiene nada que ver con la calidad y lo interior que, en palabras de Jesús, apunta a lo nuclear y central del Evangelio. Es el nuevo paradigma y la nueva exigencia del Maestro: comprometer la vida, jugarse la existencia y vivir en una dinámica de entrega permanente de lo que uno es como persona.
Este texto bíblico en su sencillez y elocuencia viene a ser muy actual para la vida que llevamos. Es una exigencia que nos toca desde cerca y es una página que urge re-crearla de acuerdo a las circunstancias y contextos que cada cual le toque vivir. Como es una palabra interpeladora, desafiante y paradojal (los que dan más, dan menos y los que dan menos, dan más), necesitamos de continuo ir a la escuela de Jesús y sentarnos a sus pies para que el Maestro nos siga enseñando y formando.
Ir a la escuela de Jesús, porque de continuo nuestra mentalidad es diametralmente opuesta al Evangelio. A veces por influencia de la misma sociedad y en otras ocasiones por nuestra propia ideología o forma de pensar, tenemos ojos muy distintos para ver y aquilatar lo que sucede a nuestro alrededor. Jesús tenía los ojos puestos en aquellos que dejaban su limosna en el Templo, pero El no sólo miraba la externalidad del gesto, sino el espíritu con el cual cada uno entregaba su limosna.
¿Cómo hacernos partícipes del gesto de la viuda pobre y vivirlo cada día?
Es una pregunta que iremos resolviendo con el paso de los años y en la medida que vayamos bebiendo de manera sosegada el sentido del Evangelio. Seguramente tendremos que dejarnos interpelar más fuertemente por esta Palabra para saber aquilatar en su justa dimensión, que el Señor pide de nosotros la VIDA, toda la existencia, entregada en la cotidianidad de nuestros actos, por sencillos que sean, dando cuenta que más vale la calidad de lo que hacemos, cuanto la cantidad de lo que podamos entregar.
Una vida que se entrega, vale más que vivir inmersos en una cultura del egoísmo. Esa fue la lógica de esa pobre viuda que el Señor pone a nuestros ojos como paradigma de una vida vivida en clave cristiana y evangélica.
4 comentarios:
A cualquier persona podría descolocar lo que escucha de Jesús en relación a la limosna de la viuda, porque nuestros parámetros son definitivamente otros, nosotros medimos cifras, pero en la clave evangélica dar no va referido a la materialidad sino más bien a DARSE, colocar a disposición de los hermanos nuestro propio ser con sus potencialidades, con lo que guarda el corazón. Viene a mi mente alguna nochebuena en una población cualquiera, cuando los niños salían a mostrar su lindos juguetes que les había traído el "viejito", muy contentos con el regalo, y, una niña de una familia humilde del lugar relata con el orgullo inocente de su edad, que en su casa han recibido un gran abrazo de sus padres. Siempre he comparado estas 2 situaciones, porque son totalmente opuestos los más y los menos, la cantidad no es sinónimo de calidad, lo material es contrario a lo espiritual. Enséñanos Jesús a DAR desde el corazón.
Y nosotros, cómo estamos con el uno por ciento? cuánto es el monto de nuestro aporte a la colecta dominical? Suele ocurrir que sólo se escuchan monedas, porque muy pocos depositan billetes, pero, estamos dando de corazón? o solo para que nos vean?
Jesús sigue diciendo: ¡Cuidado con los escribas! Si, aun hay quienes se creen muy superiores al resto, por usar "ropajes bonitos" y se aprovechan de la ofrenda y del 1% de esforzados fieles que dan ese poco,con todo su corazón. ¡Cuidado! que este texto no lo malinterpreten algunos y lo utilicen para su propio beneficio, y para que la gente dé una ofrenda más generosa.
Hoy sentí a Jesucristo preguntándome ¿Qué es lo que das tú? y quedan esas palabras por un momento en el aire, no sé contestar inmediatamente pero luego, con calma le puedo contestar que quiero darme yo, darme a su causa, a sus hermanos y a mis hermanos, le digo a Jesús que en esta ocasión no es dinero ni cosas sino mi disponibilidad para hacer presente en este tiempo, en mi hábitat, que también es su tiempo y su hábitat, sus enseñanzas, su manifestación, su reinado. Ayúdame Señor Jesús, que no sea solo idea.
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