viernes, 14 de agosto de 2009

SIGO A UN HOMBRE LLAMADO JESUS




"Mirando el pesebre me gustaría poder gritar:
“Miren, nosotros los cristianos seguimos a un hombre
que no tiene cuna de reyes, sino brazos de un carpintero”.
Sigo a un hombre que no es de mi raza, ni es de mi siglo siquiera.
Sigo a un tal Jesús de Nazaret que no ha escrito libros ni ha mandado ejércitos.
Todo lo que El ha dicho es mi palabra y mi alimento.
Todo lo que El ha hecho es lo que más quiero.
Y su camino es mi camino.
Y su Padre es mi Padre; y su causa es la mía.
Mi Madre, por él, se llama también María.
De El voy aprendiendo paso a paso la lección “Mansedumbre”, la tarea “Libertad”. Su ejemplo es la “Justicia” transida de humildad.

Sigo a un hombre que me cogió por el centro de la vida, por mi profunda interior raíz, por lo mejor de mí mismo.
Sigo a un hombre que me quiere libre, sin cadenas.
Sigo a un hombre que, siendo mi Señor, es mi mejor amigo.
A El le reconozco por el calor de la verdad, por su pecho herido, entregado, abierto, que me hace vivir hermano de todos.
Sigo a un hombre por este pequeño sendero estrecho y frágil.
Sus huellas son tan únicas que caben los pasos de los grandes santos y los pies de un niño.
Si ustedes han escuchado su voz o su murmullo; su canto, su dura y suave verdad …


Si ustedes han divisado su gesto o han percibido su estilo de hacer grandes cosas al tamaño de los pequeños …
Si ustedes han pedido perdón y han recibido a torrentes la paz de un abrazo invisible …
Si ustedes han sentido un cierto perfume sobrio de esperanza, y han gustado un pan con sabor a trabajo y a cansancio de pobres …
Si ustedes lo han divisado en la larga fila de los que lloran …
Si lo han encontrado entre los perseguidos, los postergados, los desaparecidos, los exiliados, los marginados …
Si ustedes han tocado unas manos heridas, traspasadas de clavos, pero llenas de la fuerza del Espíritu …
Déjenme que les diga: ese es Jesús, el Maestro, que nos llama.

Y ahora, a ponerlo todo arriesgadamente patas arriba …
lo grande a servir a lo pequeño …
el rico hecho pobre para vestir al desnudo …
el pan, para compartirlo …
y dejar de ser cada cual instalado en lo que era …
para ser cada cual mucho mejor que lo que era …
y mi barco y el tuyo, quilla al cielo, mástil al agua …
y el mundo transformado en casa para todos …

Y hermanos tú y yo y ustedes todos".


Esteban Gumucio, ss.cc


A este Jesús te invito a seguir, escuchando ahora su llamado. Seguro que te irá bien. Te lo doy firmado.

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