domingo, 8 de junio de 2008

"SIGUEME"


“Un llamado que seduce y compromete”

“Jesús, al irse de ahí, vio a un hombre llamado Mateo, en su puesto de cobrador de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Mateo se levantó y lo siguió”. (Mt. 9,9).

De esta manera comienza el relato evangélico proclamado en las Eucaristías de este domingo, en donde se nos narra el llamado de Jesús a un cobrador de impuestos como Mateo.

Este llamado que Jesús hizo un día a Mateo, se verifica hoy día en cada uno de nosotros. Hoy también Jesús, mientras pasa por nuestro camino, pone sus ojos en nosotros (como un día los puso en Zaqueo, en el joven rico, en la multitud hambrienta …), se fija en nuestra historia y desde el lugar en el cual estamos insertos, sea viviendo en nuestra casa, trabajando en la empresa, estudiando en un liceo o universidad, ya sea que seamos niños, jóvenes o adultos, a toda hora y en cualquier circunstancia,
nos invita a seguirle para iniciar con El una experiencia nueva, transformadora, plena y cargada de sentido.
También, nosotros, como Mateo, nos levantaremos de la mesa de los impuestos, o sea desde el lugar donde estamos, quizás algunos con el corazón oprimido y necesitado, para seguirle con todo entusiasmo y decisión, sabiendo de antemano que nos espera una aventura para la cual el mismo Señor nos capacitará, teniendo la convicción que El nos llama no porque seamos justos, sino pecadores y necesitados permanentemente de su amor gratuito y transformador.

Este pasaje bíblico, nos debería hacer pensar un momento sobre nuestra vocación, o sea, sobre el llamado que un día nos hizo el Señor y sobre los llamados permanentes y cotidianos del cual somos objeto. La vocación es siempre una iniciativa de Dios que se da en un ámbito de gratuidad, amor y misericordia. Es una llamada personal, única e intransferible. Y siempre está hecha en un contexto de libertad, pues sólo así la respuesta que se de podrá ser un acto verdaderamente humano.

El Señor es el que llama y para hacerlo rompe todos los esquemas. Como lo hizo con Mateo, un cobrador de impuestos, oficio que en manos de un israelita, provoca el rechazo del pueblo, entre otras cosas porque con este oficio está sosteniendo al imperio romano que oprimía al mismo pueblo. De esta manera, queda claro que la persona “llamada” no lo es en cuanto tenga méritos para tal llamamiento, sino que Jesús invita al seguimiento a cualquiera que esté necesitado de su salvación y que quiera emprender un camino nuevo como fue el caso del mismo Mateo.

Me parece importante, revisar el llamado de Jesús en nuestra vida. ¿Cuándo fue? ¿En qué circunstancias ocurrió? ¿Cómo lo estoy viviendo en la actualidad? ¿De qué manera este “sígueme” pronunciado en muchos hombres y mujeres de todos los tiempos está vivo y latente en mi corazón?

De igual modo, creo importante estar sensibilizados y atentos para “sentir” las llamadas que HOY Jesús nos hace. En el lugar que hoy nos toca vivir, trabajar, estudiar, también Jesús PONE SUS OJOS en nosotros y nos invita a proyectar un estilo de vida diferente. Tengo la convicción, ojalá también sea la tuya, que nunca es tarde para cambiar el paradigma de nuestra vida. Nunca es tarde para “levantarnos de la mesa de cobrador de impuestos” para partir detrás de Jesús, ahora en una dimensión nueva de nuestra vida.

Me parece que nunca será tarde para reordenar y rediseñar nuestra vida. Darle otro enfoque, otro cauce, otra fisonomía. Y esto, por supuesto, por la fuerza de Dios que opera en cada cual.

Sólo hace falta agudizar el oído del corazón para volver a escuchar de parte de Jesús esta invitación seductora: ¡SIGUEME!


3 comentarios:

tity dijo...

hermano Mario, que verdadera es su reflexión, yo recuerdo cuando senti el llamado del Señor... uff es dificil de explicar, creo que al principio son muchas las cosas que cambian en uno y hay que alimentar mucho la fe para no caer en el fanatismo o a veces confundirse al tal extremo de abandonar el camino... yo siempre comparo mi experiencia como cuando uno se enamora, uno trata de agradar a su amado, verse linda para el, no contrariarlo, el dia a dia de convivencia es siempre una aventura de descubrir cosas buenas en uno que ni siquiera sabia que existian para entregarselas a el...y al igual que el pololeo, esta relación con Dios hay que cuidarla y alimentarla, no quedarse con el llamado inicial y ahi conformarse... todos los dias de nuestra vida deben ser una escucha a su llamado y una respuesta renovada y generosa... porque sino como toda relación caera en lo rutinario y conformista, ¿verdad? un abrazo para usted. Tity

Unknown dijo...

Hola Padre Mario,

Recuerdo cuando participé en un taller de oración y vida del padre Ignacio Larrañaga, sentí mucho la presencia de Dios, sentí ganas de trabajar y solidarizar con alguna Intitución, como un hogar de niños o de ancianos, en fín. También en ese grupo fuí invitada a un primer encuentro de formación de espiritualidad de laicos capuchinos, creo que es ahí donde sentí en mi corazón un llamado. Siempre me he sentido muy dispuesta a seguir este camino, pero ¿por qué siento que Dios me pone tantas pruebas, cuando creo estar más cerca de él? ¿ por qué se hace tan difícil caminar cuando uno cree estar mas dispuesto a hacerlo? pienso que Dios me llama cada día a construir un camino sólido y debo escuchar con atención que quiere que yo haga. Son caminos tan dificiles que le pido a Él nunca me suelte de su mano.

Cariños
María Ruth.

Anónimo dijo...

Hola Fray
Creo que el camino se hace dificil y el seguirlo se pome cuesta arriba pero tambien la reconpensa es que podemos alvanzar la felicidad
Yo por aqui estoy bien con bastante frio pero siempre como centro de vida el seguir al Señor no es facil pero es la eleccion que tome.
Que este bien y recuerde que siempre puede contar conmigo
Romina Pinto G