"Dichoso el hombre ... que su gozo es la ley del Señor,
y que medita su ley día y noche.
Será como un árbol plantado al borde de la acequia:
da su fruto a su tiempo y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin".
Salmo 1
Como el árbol que plantado junto a la acequia tiene vida abundante, así también nuestra vida tendrá mayor plenitud, verdadera plenitud, tanto en cuanto ella esté enraizada en Dios nuestro Padre.
Todas esas fatigas y cansancios, que a veces se hacen parte de tu vida, de alguna manera se aminorarán y, por fin, terminarán por desaparecer, en cuanto "plantes" tu vida en la acequia verdadera que es Dios.
En El encontrarás, progresivamente, la paz en tu corazón.
Por eso, te invito a exclamar de corazón, junto con el salmista: "Sólo en Dios descansa mi alma". (Salmo 62).
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