“Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos. Enseñaba en las sinagogas, proclamaba la Buena Nueva del Reino y sanaba todas las enfermedades y dolencias". (Mt. 9, 35).
Cualquier estudio de opinión acerca de la salud mental de los chilenos, va arrojar resultados que preocupan y dejan muchas interrogantes. Sin ir más lejos, un estudio de la consultora Gemines-Finis Terrae, realizado recientemente en la Región Metropolitana, nos informa que un 78 % de chilenos reconoce haber tenido depresión en el último año, siendo una de las causas fundamentales el tema económico expresado en el endeudamiento exagerado en el cual incurren buena parte de nuestros compatriotas (un 48%), amén de otros factores como la cesantía y la sensación de soledad (con un 16 y 15% respectivamente). Junto con este dato revelador, se nos dice que un 88% de chilenos reconoce que alguna vez se ha sentido deprimido.
Para paliar este fenómeno, muchos son los que recurren a pastillas para dormir, consumen tranquilizantes, antidepresivos o estimulantes para sobrellevar o aminorar este fenómeno. Y procuran enfrentar esta problemática refugiándose en la familia o en su pareja (54%), compartiendo los problemas con amigos (16%) y sólo un 6% encuentran en la fe religiosa un auxilio o apoyo para enfrentar estas problemáticas que de un tiempo a esta parte se han venido a instalar en nuestra sociedad.
Sin entrar a hacer un análisis pormenorizado y científico (no es mi competencia ni tampoco mi objetivo) de este “fenómeno depresivo”, es sintomático caer en la cuenta que hoy día una de las grandes causas que llevan a un estado depresivo (si bien no única, pero mayoritaria), es el mal enfoque que le estamos dando los chilenos al tema económico y al uso del dinero. Pareciera que para muchos el dinero, el consumo y la capacidad que se tenga de endeudarse vienen a definir su identidad, sea en forma personal, como también en el entorno familiar que cada cual se va estructurando.
Si bien es cierto estamos insertos en una sociedad competitiva, exigente, bastante despersonalizadora e individualista y un tanto “rabiosa” y poco amable, no es menos cierto que la persona debería tener la capacidad para dimensionar en su justa medida “el por qué está en este mundo”; “qué es lo que lo define como ser humano”; “dónde está el secreto de su felicidad”; en definitiva, “qué es lo que hace que como persona tenga un valor inconmensurable, en cuanto es hijo e hija de Dios y objeto de su predilección y amor personal desde siempre y para siempre”.
No valemos por lo que tenemos o hacemos. No valemos por el auto que tengamos, por los títulos que adquiramos, por el dinero que logremos acumular o por las vacaciones de las que pueda disfrutar y por la tecnología a la cual tenga acceso y pueda desarrollar. No valgo más por las redes de relaciones que vaya creando, ni por el nivel de consumo del cual pueda usufructuar, o por el barrio en el cual vivo.
Si bien es cierto tenemos derecho a tener una vida más digna, ésta pasa por desarrollar el cultivo de la interioridad y por hacer crecer el corazón y la vida espiritual.
Lo que necesitamos es hacer un camino espiritual verdadero y liberador. En la medida que lo hagamos, nos sentiremos libres de toda atadura que nos oprima y nos desgaste buscando la felicidad fuera de nosotros, donde de seguro que no la vamos a encontrar.
Jesús, que conocía el corazón humano, ya en su tiempo sanaba todas las enfermedades y dolencias de la gente. Por eso sentía compasión por aquellos que estaban cansados y decaídos. Hoy también Jesús quiere hacer esa tarea en cada uno. Y es esta misma tarea la que como Iglesia tenemos que realizar cada día, es decir, ayudar a focalizar bien los niveles de intereses que tengamos, donde el cultivo de la interioridad y hacer un camino espiritual deberían ocupar un lugar preponderante y definitivo.
Cualquier estudio de opinión acerca de la salud mental de los chilenos, va arrojar resultados que preocupan y dejan muchas interrogantes. Sin ir más lejos, un estudio de la consultora Gemines-Finis Terrae, realizado recientemente en la Región Metropolitana, nos informa que un 78 % de chilenos reconoce haber tenido depresión en el último año, siendo una de las causas fundamentales el tema económico expresado en el endeudamiento exagerado en el cual incurren buena parte de nuestros compatriotas (un 48%), amén de otros factores como la cesantía y la sensación de soledad (con un 16 y 15% respectivamente). Junto con este dato revelador, se nos dice que un 88% de chilenos reconoce que alguna vez se ha sentido deprimido.
Para paliar este fenómeno, muchos son los que recurren a pastillas para dormir, consumen tranquilizantes, antidepresivos o estimulantes para sobrellevar o aminorar este fenómeno. Y procuran enfrentar esta problemática refugiándose en la familia o en su pareja (54%), compartiendo los problemas con amigos (16%) y sólo un 6% encuentran en la fe religiosa un auxilio o apoyo para enfrentar estas problemáticas que de un tiempo a esta parte se han venido a instalar en nuestra sociedad.
Sin entrar a hacer un análisis pormenorizado y científico (no es mi competencia ni tampoco mi objetivo) de este “fenómeno depresivo”, es sintomático caer en la cuenta que hoy día una de las grandes causas que llevan a un estado depresivo (si bien no única, pero mayoritaria), es el mal enfoque que le estamos dando los chilenos al tema económico y al uso del dinero. Pareciera que para muchos el dinero, el consumo y la capacidad que se tenga de endeudarse vienen a definir su identidad, sea en forma personal, como también en el entorno familiar que cada cual se va estructurando.
Si bien es cierto estamos insertos en una sociedad competitiva, exigente, bastante despersonalizadora e individualista y un tanto “rabiosa” y poco amable, no es menos cierto que la persona debería tener la capacidad para dimensionar en su justa medida “el por qué está en este mundo”; “qué es lo que lo define como ser humano”; “dónde está el secreto de su felicidad”; en definitiva, “qué es lo que hace que como persona tenga un valor inconmensurable, en cuanto es hijo e hija de Dios y objeto de su predilección y amor personal desde siempre y para siempre”.
No valemos por lo que tenemos o hacemos. No valemos por el auto que tengamos, por los títulos que adquiramos, por el dinero que logremos acumular o por las vacaciones de las que pueda disfrutar y por la tecnología a la cual tenga acceso y pueda desarrollar. No valgo más por las redes de relaciones que vaya creando, ni por el nivel de consumo del cual pueda usufructuar, o por el barrio en el cual vivo.
Si bien es cierto tenemos derecho a tener una vida más digna, ésta pasa por desarrollar el cultivo de la interioridad y por hacer crecer el corazón y la vida espiritual.
Lo que necesitamos es hacer un camino espiritual verdadero y liberador. En la medida que lo hagamos, nos sentiremos libres de toda atadura que nos oprima y nos desgaste buscando la felicidad fuera de nosotros, donde de seguro que no la vamos a encontrar.
Jesús, que conocía el corazón humano, ya en su tiempo sanaba todas las enfermedades y dolencias de la gente. Por eso sentía compasión por aquellos que estaban cansados y decaídos. Hoy también Jesús quiere hacer esa tarea en cada uno. Y es esta misma tarea la que como Iglesia tenemos que realizar cada día, es decir, ayudar a focalizar bien los niveles de intereses que tengamos, donde el cultivo de la interioridad y hacer un camino espiritual deberían ocupar un lugar preponderante y definitivo.
Si lo hacemos, vamos a decir adiós a la depresión, al estrés y a todos aquellos fenómenos que inquietan hoy nuestro corazón. Porque sabremos apuntar al objetivo verdadero de la vida. Y, por ende, seremos más felices.
Al menos ese es mi sueño y esperanza.
5 comentarios:
Si, concuerdo plenamente que hoy
esta patologia a ido en aumento y esta realidad la palpo casi a diario en mi trabajo, se ve tanto en adolescentes, adultos y adultos mayores, pueden existir causas organicas, como tambien causas que ud. describe muy bien en su comentario, pero mi experiencia me dice tambien que algo comun une a estas tres generaciones en su patologia,y es la soledad en que se encuentra hoy dia el individuo, con los hararios de trabajo o de estudio se perdio la costumbre del almuerzo en familia, las casas parecen mas pensiones que hogar, donde cada uno llega a horas diferentes, almuerzan solos y nadie con quien conversar o compartir las penas o alegrias del dia, y para que decir con el adulto mayor que vive en casa, ¿quien lo escucha? ¿quien se da su tiempo para escucharle sus historias pasadas? nadie tiene tiempo y ahi se queda relegado en un sillon o en su cama si es un adulto postrado y asi un dia tras otro.
Y en este "no escuchar" siempre tenemos una excusa: "no tengo tiempo"- "estoy apurado"- "estoy cansado" etc. etc.etc.
Pero, como dice el texto, imitemos a Jesus, ayudemos a mitigar el dolor del otro,o compartamos la alegria junto al otro, solo debemos mantener nuestros oidos y el corazon dispuesto para aprender a escuchar al hermano que esta a nuestro lado en la familia, el trabajo, al amigo.
¿que tal una llamada de telefono a aquella persona que sabemos tiene un problema o sentarme al lado del abuelo que me quiso contar su historia y no le escuché?
Quise compartir con uds. esta reflexion ya que es lo que me toca vivir a diario en mi trabajo y es un tema que me golpea profundamente.
Sin duda que este es un tema abierto y que depende mucho de las experiencias de cada cual. Los motivos o causas del estrés, cansancios, depresiones, agotamientos, angustias, sentimientos de soledad, afán compulsivo por consumir o comprar, en fin, mil detalles que pasan en nuestra vida diaria, pueden ser variados y de distinto signo.
En todo caso, más allá de todas estas problemáticas y de las soluciones que uno busque a sus propias experiencias, me temo que hace falta que nos demos tiempo para vivir más momentos gratuitos, como pueden ser (paseos ¡pero no al mall de la ciudad!, deportes, fiestas, aniversarios, escuchar música, meditar, leer, contemplar, escribir, trabajar con agrado en la casa, etc.), todo ello redundará en bajarle el perfil a esta olla hirviendo que a veces parece ser nuestra vida. Y claro, si a esto le añadimos el cultivo de un trato más personal y cercano con el Señor, ¡mucho mejor!
En todo caso, tener problemas, no es el problema, saber solucionarlos y enfrentarlos, ¡ese es el tema!
Por algo Jesús nos dijo: "Vengan a Mí todos los que están cansados y fatigados, pues Yo les aliviaré".
El nos quiere ayudar para que podamos vencer todos los yugos que hoy día pueden estar copando nuestra vida de manera desmesurada. No es fácil, pero hay que seguir.
Totalmente de acuerdo, enfrentar los problemas es el punto, no debemos olvidar que Dios no nos envía pruebas más grandes de lo que podemos soportar, creo que pasa por si estamos bien sujetos de la mano de Él, quedandonos con Él, o si ante una dificultad nos acobardamos y nos soltamos para decir que estamos solos, viendo solamente lo que nos agobia, dejando de ver en lo simple lo hermoso que Dios creo para nuestra felicidad, por ejemplo, dejando de ver en el pobre, en el indigente a nuestro igual, a nuestro hermano que vale tanto o más que nosotros...
QUE, QUE NOS ESTA PASANDO?.LA RESPUESTA LE TENEMOS NOSOTROS MISMOS QUE SOMOS LOS PROTAGONISTAS DE TODAS ESAS COSAS QUE HOY EN DIA SE VIVE, YA SEA POR ESTRES, POR ECONOMIA,SOLEDAD...ETC. DIOS NOS HA REGALADO LA VIDA, COMO LA VIVAMOS SI BIEN O MAL, ES CULPA DE NOSOTROS QUE NO LA HEMOS SABIDO LLEVAR PRUDENTEMENTE, PORQUE NOS HEMOS EMPEÑADO DIA A DIA EN TENER MAS Y MAS, NUNCA ESTAMOS CONFORME CON LO QUE RECIBIMOS, SI RECIBIMOS UN POCO QUEREMOS MAS DE ESE POCO, Y AL FIN DE CUENTAS NOS QUEDAMOS SIN NADA.MUCHAS VECES QUEREMOS SER Y TENER MAS QUE EL OTRO, ESA AMBICION, Y A ESO LE SUMAMOS LAS ENFERMEDADES QUE SON COSAS QUE POR NTURALEZA DEL SER HUMANO LAS TENEMOS QUE SABER LLEVAR,ES LO QUE NOS TIENE EL ESTREZ POR SOBRE LA CABEZA. ES AHI DONDE TEBEMOS PENSAR CON LOS PIES SOBRE LA TIERRA E IMITAR A NUESTRO SEÑOR QUE A PESAR DE TANTAS ESPINAS QUE HABIA POR DONDE EL CAMINÓ NO DESFALLECIÓ Y LOGRÓ LLEGAR AL FINAL Y TENER EL PREMIO MAYOR QUE ES EL CIELO.ÉL NO LUCHO POR COSAS MATERIALES Y NUNCA LE FALTO NADA.
SIGAMOS DE LA MANO DEL SEÑOR PARA ASI PODER LOGRAR TENER UNA VIDA MAS CONVENCEDORA.
Publicar un comentario