lunes, 29 de diciembre de 2008

MIRANDONOS EN EL ESPEJO DE LA SAGRADA FAMILIA

Que la LUZ de Cristo entre por siempre en tu casa.


Que la LUZ, que es Cristo, ilumine por siempre tu camino.



"El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría,
y la gracia de Dios estaba con él".


Lc. 2,40



Ciertamente la familia es la institución más humana y más divina que conoce la humanidad y que propugna por doquier, en el modelo de la Sagrada Familia, la Iglesia y los cristianos.

Seguramente hoy hablaremos de diversos modelos de familia (más allá del modelo clásico y del más auténtico y verdadero, por lo demás, en donde convive el padre, la madre y los hijos) por las diversas circunstancias y realidades culturales que se han ido imponiendo en la humanidad. Pero más allá de esta diversificación, que por cierto ha de tener sus límites, los cristianos encontramos en la Sagrada Familia, el modelo y el paradigma perfecto en donde mirarnos de continuo, ha objeto de construir y proyectar la familia como célula básica de la humanidad.

Cuando Jesús asumió en la encarnación nuestra condición humana, lo hizo con todas sus consecuencias, de modo que también él “tuvo” necesidad de tener una familia concreta, un padre adoptivo, no biológico, y una madre que lo trajo a este mundo. El supo lo que era una familia, sintió el calor de un hogar, aprendió a obedecer, se interesó por las cosas domésticas, en suma, también recibió de sus padres lo que de ellos se puede esperar: educación, formación, cuidado, protección, disciplina, orientación, diálogo, escucha, etc.

Teniendo en cuenta el sentido paradigmático que tiene la figura del Niño Jesús, María y José en la formación y proyección de nuestras familias, me detengo en algunos conceptos que nos podrían ayudar a potenciar esta realidad que a veces se ve a maltraer en la sociedad actual:

En efecto, nuestras familias deben considerar la INDIVIDUALIDAD de sus integrantes. Aunque corra la misma sangre por las venas, no somos hechos en serie, ni somos iguales. Cada integrante, debiera ser respetado en lo que es, con sus grandezas y con sus límites. Todos juntos, formarán la familia ideal. En la diversidad de colores, encontraremos la riqueza y maravilla de nuestra propia familia.

Seamos capaces de crear una cultura permanente del DIALOGO y la comunicación, de corazón a corazón, de manera fluida y permanente, dentro del seno del hogar. Si no somos capaces de abrir los corazones, iremos creando progresivamente muros insalvables que nos llevarán al rompimiento de la familia. Y un diálogo que no es monólogo, sino escucha atenta de las experiencias del otro.

¡Vivamos de continuo el PERDON entre los distintos integrantes de la familia! Perdonar hace bien. Tanto al que pide perdón como al que perdona. Es una terapia reconocidamente válida que elimina, de raíz, todo intento de autodefensa, de repliegue excesivo hacia uno mismo y que permite zanjar las rivalidades y odiosidades que se pueden ir incubando de manera solapada y oculta en el hogar. Y que es un virus que destruye silenciosamente a quienes conforman la familia.

Seamos capaces de tener MOMENTOS GRATUITOS entre todos. Hacer fiesta, ser más lúdicos, “perder” tiempo en los demás. Apagar la T.V. para conversar. Relatarnos historias, hacer memoria de lo vivido. En fin, tiempo para los demás, y no tan sólo, trabajo, mecanización, rutina, etc.

Y por último, y como eje de todo, asumamos una ESPIRITUALIDAD dentro del hogar. Que Cristo sea la ROCA sobre la cual vayamos construyendo la familia. En sus valores que nos reflejemos y nos dejemos cuestionar permanentemente. Pueden venir tempestades y vientos fuertes, pero la “casa” estará firme porque los integrantes del hogar han ido alimentando su corazón y su vida con la sabiduría de la SAGRADA FAMILIA.

Protejamos, pues, esta institución, la más HUMANA y DIVINA a la vez.


lunes, 22 de diciembre de 2008

FELIZ NAVIDAD PARA TI


Toma a Jesús en tus propios brazos y acógelo con cariño.


A pesar del desconcierto y del estupor, con María,
abandónate en el Señor.



“El bienaventurado Francisco, efectivamente, celebraba la fiesta de Navidad
con mayor reverencia que cualquier otra fiesta del Señor, porque, si bien
en las otras solemnidades el Señor ha obrado nuestra salvación,
sin embargo, como él decía, comenzamos a ser salvos desde el día
en que nació el Señor. Por eso quería que en ese día todo cristiano
se alegrase en el Señor y que, por amor de Aquel que se nos dio a sí mismo,
todo hombre fuese alegremente dadivoso no sólo con los pobres,
sino también con los animales y las aves”


Leyenda de Perusa, 14.





¡Cuánto quisiera que pases una linda Navidad en esta ocasión! Que esos sentimientos que brotan desde el Pesebre de Belén, verdaderamente se aniden en tu corazón y los lleves contigo todo el próximo año y durante toda tu vida.

Que el Niño Jesús, nacido POBRE Y PEQUEÑO, te ayude siempre. Que El, desde su fragilidad y minoridad, te ilumine y te enseñe cuál es el camino que Dios nos plantea para ser verdaderamente felices.

¡Ábrele tu corazón y tu vida al SALVADOR del mundo! ¡Que El encuentre una morada donde cobijarse y crecer!

Querido amigo y amiga, mira el PESEBRE y contempla a Jesús que te invita a valorar todo lo humano como expresión de la opción que el Señor hizo por nuestra condición de criaturas. Nada le es indiferente. Todo le importa, más aún, cuando se trata de un niño, de un pobre, de un marginado, de alguien que todavía no alcanza la estatura humana como fue la opción del Niño Jesús.

Hermano, hermana, anda a contemplar el PESEBRE y hazte instrumento de paz, justicia, alegría, reconciliación y de humanidad, en un mundo que necesita urgentemente que le ilumine con toda su potencia la ESTRELLA DE BELEN que tú debes llevar a todos los rincones.

Agradecido de tu amistad, te deseo un fecundo año 2009.

Con el cariño de siempre, tu hermano Mario.


martes, 16 de diciembre de 2008

PREPAREN EL CAMINO DEL SEÑOR

Preparar el camino al Señor, ¿qué supone para ti?

Quizás si lo más importante sea preparar tu corazón.


"¿Qué dices de ti mismo?



Y él les dijo: "Yo soy una voz que grita en el desierto: Allanen el camino

del Señor, como dijo el profeta Isaías".



Jn, 1, 22-23




Juan Bautista da testimonio del Señor, es el precursor, quien prepara el camino al Mesías de quien él es su testigo y la voz que clama en el desierto. El tiene clara su identidad, sabe que no es la luz, sino el testigo de la luz. Ante las preguntas recurrentes de los sacerdotes y levitas, enviados por los judíos, para inquirir detalles sobre su persona y misión, Juan Bautista sabe cuál es su misión y de qué forma a él le corresponde preparar el camino, convocar a las multitudes, para que se dispongan a recibir al Cordero de Dios que quita los pecados del mundo.

De la persona de Juan y su misión, se desprenden algunas enseñanzas que hemos de tener en cuenta a la hora de vivir nuestro discipulado de Jesús:

NECESIDAD DE TENER UNA IDENTIDAD CLARA:

Juan no es la LUZ, pero es testigo de la LUZ. No es el Mesías, pero prepara el camino del Mesías. Bautiza con agua, pero Jesús bautizará con Espíritu Santo. No ha nacido hombre más grande que él, pero él ni siquiera es digno de desatarle la correa de la sandalia al Maestro.

En un mundo pluricultural, diverso, con un conjunto de estilos de vida, marcadamente secularista y en donde los sentidos de vida pasan por diversos parámetros, se hace del todo útil y necesario, que los cristianos tengamos una IDENTIDAD cada vez más clara y definida. Una identidad que le de sentido y oriente nuestros estilos de vida, las opciones que vamos tomando cada vez y la forma como nos enfrentamos a los diversos escenarios con que nos vamos encontrando cada día en el mundo.

Si esto es así, el cristiano no estará, necesariamente, expuesto a los vaivenes o corrientes de pensamiento que se van enfatizando hoy día. Y ningún ambiente le será extraño para poder vivir con nitidez y transparencia su vocación cristiana. Y esta identidad no estará dada por formalidades externas (una cruz, un rosario en el cuello, un hábito religioso, o algo por el estilo), o por prácticas religiosas que a veces pueden estar vacías y sin un compromiso real con la vida de cada día, sino por la apertura permanente a la Palabra, al Espíritu Santo y al frecuente discernimiento de todo para quedarnos con lo bueno, como nos recuerda el apóstol Pablo.

NECESIDAD DE SER TESTIGOS DE LA LUZ:

Juan Bautista se sabe testigo y una voz que clama en el desierto. Viene a dar testimonio de la luz para que todos puedan creer a partir de su testimonio.

El testigo es alguien que ha visto o escuchado a alguien. Ha sido co-protagonista de un acontecimiento, en el fondo ha sido parte de una experiencia.

También los cristianos tenemos necesidad de ser cada vez más elocuentes como testigos de la LUZ que es Cristo. Ser testigos de la buena nueva (“el Señor me ha ungido, El me envió a llevar la buena noticia a los pobres, a vendar los corazones heridos …” nos dirá el profeta Isaías). No profetas de desventuras sino portadores de una NOTICIA que satisface el corazón, que lo ensancha y lo hace prorrumpir en gritos de alegría y gozo en el encuentro cercano con el Dios Emmanuel.

Ser una voz que clama en el desierto de este mundo complejo y de nuestra Iglesia y Comunidades, donde faltan los testigos y profetas y muchas veces sobran los funcionarios religiosos. Una voz que clama en el desierto para no cansarnos a pesar que vayamos contra la corriente, en una sociedad que parece darle la espalda a aquellos valores humanos y evangélicos que nos trajo Jesús.

Vayamos, pues, por este mundo, afirmando cada vez nuestra identidad como discípulos y viviendo el testimonio alegre de la LUZ que nos trae Jesús en Belén. Así le preparamos mejor el camino a Jesús, como lo hiciera un día Juan Bautista.




lunes, 8 de diciembre de 2008

NUEVOS GOBIERNOS COMUNALES





“Ustedes son luz para el mundo”

Mt. 5,14



El sábado recién pasado, han asumido en todas las Comunas del País, los nuevos gobiernos comunales, Alcaldes y Concejales, que tendrán la misión de gobernar las trescientas y tantas Comunas que existen en todo el País.

¿Qué se le puede pedir a un Gobierno Comunal, específicamente a su Alcalde?

De una consulta que hiciéramos hace unos meses atrás, se desprenden tres elementos de vital importancia, digno de destacar, a saber:

PROBIDAD Y TRANSPARENCIA:

Se dice que la corrupción es como el narcotráfico, se sabe dónde comienza, pero no donde termina. Y casos de corrupción han habido suficientes en el último tiempo como para estar tranquilos, amparados, sólo, en las estadísticas que nos dicen que este no es todavía un problema para inquietarse. Me parece que no.

A un alcalde, se le pide en primer lugar, que sea una persona honesta, proba, transparente y honrada. Este será su primer activo para ejercer la autoridad entre sus ciudadanos. De hecho, una persona proba, transparente, honesta, en cualquier parte será bienvenida (en la Iglesia, en una junta de vecinos …) y por cierto en la conducción de una Comuna, todavía más, cuando normalmente estas autoridades tienen acceso a importantes presupuestos que son entregados por el gobierno central y generados por la misma Comuna.

LIDERAZGO Y CREATIVIDAD:

El alcalde (y en alguna medida los concejales), debe ser una persona que despliegue un fuerte liderazgo y creatividad en el ejercicio de su mandato. La autoridad se hace sentir en sentido positivo, cuando ella es capaz de encabezar un buen proyecto comunitario en bien de todos los ciudadanos y no sólo orientado a su grupo partidista. Un buen líder, es capaz de potenciar otros liderazgos, sacar a relucir las mejores capacidades de los ciudadanos y echa mano a su imaginación e inventiva (muchas veces impulsada por sus equipos de asesoría y de apoyo), para enfrentar con lucidez y creatividad los innumerables desafíos que por cierto cada Comuna presenta.

El líder sabe intuir lo que necesita la gente, encabeza los procesos de transformación de una realidad determinada y es el primero que se pone a trabajar por el bien común para el cual fue elegido. No trabaja solo, sino que hace trabajar a muchos bajo su dirección y mando. Un buen líder no busca su beneficio personal, sino que amplía el horizonte para que el conjunto pueda crecer y alcanzar niveles de mayor desarrollo y crecimiento.

DEMOCRACIA Y PARTICIPACION:

Sin duda que éste elemento aparece muy importante. Si la política ha caído en descrédito es porque la gente se siente excluida, poco escuchada e intuye que los grupos gobernantes muchas veces son cerrados y sólo les interesa satisfacer los intereses de sus grupos y de las “camarillas” que se arman en torno al poder, sea comunal o nacional.

Abrir canales reales de participación, donde se pueda tener voz y voto, capacidad real de decisión y de ser escuchados realmente, serán elementos claves para legitimar la política y el ejercicio del poder, en este caso de los gobiernos comunales, lo será de vital importancia para reencantar a los ciudadanos en lo bien que es estar atentos de lo que sucede en la ciudad y en el País. Y sobre todo, para reencantar a los jóvenes que están demostrando una fuerte desafección con la política y sus actores.

El que comparte el poder no lo pierde, lo gana y lo hace más fuerte. Por eso ¿por qué tenerle miedo a más democracia y participación? No sólo debemos anhelarla sino que debemos exigirla.

Nosotros como cristianos, no vivimos de espaldas a la historia y al mundo, por eso, como la sal y la levadura, insertémonos en el tejido comunal y procuremos que estos valores se vayan
encarnando en los gobiernos comunales que recién han asumido. Así también seremos luz para el mundo. ¿Será mucho pedir?

lunes, 1 de diciembre de 2008

¡SURSUM CORDAM! ¡ARRIBA LOS CORAZONES!

Tu mirada Jesús, nos contagie en una esperanza activa.
Deja que en tu corazón habite por siempre la esperanza.
Con la fuerza y candidez de una flor, construimos esperanza.


“Estén preparados y vigilando, ya que no saben
cuál será el momento … Lo que les digo a
ustedes, se lo digo a todos: estén despiertos”.

Mc. 13, 33.37



Un encuentro de empresarios del país, titulaba así su encuentro anual: ¡SURSUM CORDAM! ¡ARRIBA LOS CORAZONES! Este lema, que estaba relacionado con el análisis de la coyuntura económica de Chile y el mundo (realidad compleja y difícil en este momento), me ha parecido sugerente colocarlo como punto de fondo para este comentario, ahora que estamos iniciando un nuevo tiempo litúrgico, como es el adviento que inauguramos el domingo recién pasado.

El adviento es el tiempo de la esperanza, de la espera activa del Mesías que anhelamos venga a instalarse en el corazón del mundo y de la historia. Que ya vino, en el misterio de la encarnación que celebramos el 25 de diciembre, que viene cada día a nosotros, rodeado de fragilidad, pobreza y periferia, y que esperamos al final de los tiempos en el momento de la parusía y de su manifestación gloriosa como Rey y Señor del mundo y de la historia.

De hecho, el cristiano, es el hombre, la mujer, que indefectiblemente vive de esperanza. Anhelamos y soñamos un mundo mejor. Esperamos, a veces, contra toda esperanza. Cuando nada hace suponer lo contrario y creemos que ya todo se ha acabado, la fe en Jesús nos dice: ¡arriba los corazones! No se amilanen ante los obstáculos y las adversidades. No dejen caer sus sueños y utopías. No cedan a las tentaciones de una vida mediocre y de bajo vuelo. No. Absolutamente, no.

Adviento es el tiempo para la vigilancia, para estar atentos y despiertos y para no dejarse adormecer por las tentaciones de este mundo y por las sutilezas del Maligno que nos puede tentar con llevar una vida, religiosa y espiritual, cómoda, aburguesada e instalada. Seguros de que el Señor tardará, nos entretengamos en las metas inmediatistas, de una vida pequeña y de poca monta.

Estén prevenidos, nos dice el Señor, porque no saben ni el día ni la hora. Mientras me voy a un largo viaje, les confío mi casa, a cada cual le encomiendo una misión y no se queden dormidos, tranquilos y refugiados en la seguridad de los honores que están recibiendo, de los títulos que han adquirido, de las imágenes que han tratado de proyectar o en la seguridad que no tendremos que dar cuenta de qué hemos hecho con la misión encomendada.

Adviento es el tiempo para leer y escrutar los signos de los tiempos y discernir la voluntad de Dios y poder descubrir el paso de Dios por nuestra historia personal y comunitaria. El discípulo no se puede instalar en una vida cristiana llevada de manera mecánica y de algo que ha adquirido de una vez para siempre. No. El cristiano siempre pregunta a su Señor por lo que tiene que hacer, por lo que tiene que cambiar, por aquello que hoy debe realizar. No se es cristiano, laico, religioso, sacerdote, de una vez para siempre.

Vamos a estar prevenidos, atentos, vigilantes, despiertos y cantando la esperanza de un mundo más pleno y divino, en la medida que estemos viviendo nuestro compromiso cristiano las veinticuatro horas del día. Siempre con las botas puestas, listos para dar razón de nuestra esperanza.

Por eso, ¡SURSUM CORDAM! ¡ARRIBA LOS CORAZONES!